Maternidades reales

La maternidad, el rol más idealizado con mandatos que afecta en lo más profundo de nuestro ser, donde la vara que la sociedad nos impone es tan alta que muchas veces no la llegamos a alcanzar y llega la culpa, la enorme exigencia que nos agota, el miedo de no poder hacerlo, la soledad… nos hace perder completamente el registro de lo que “PARA MI” es maternar, y reconocer que lo que nos pasa es normal y que estoy dando lo mejor de mi.

Del otro lado vemos en las tapas de revistas, programas de tv, redes sociales y la misma sociedad que nos muestra el mito de la “BUENA MADRE”, donde todo es perfecto… pero es tan distinta a la mía. Abundan los mitos de la lactancia, la crianza de cómo debe ser, y nos olvidamos de nuestra decisión, de que cada una materna como puede y como quiere, y eso es lo que está bien!.

Sin embargo se habla muy poco de la vulnerabilidad de esta etapa que llamamos puerperio (Tiempo posterior al nacimiento hasta los 2 años). La mujer se encuentra sola, con poca información y herramientas de cómo seguir con esta MATERNIDAD REAL, donde la madre es imperfecta, se equivoca, llora y hay días en los que no sabe cómo seguir. Maternar primero desde el deseo, reconociendo nuestros propios sentimientos y necesidades.

De esta necesidad surge la CRIANZA EN TRIBU donde la escucha entre mamás suelen ser la calma, el equilibrio, donde se acompañan con la tranquilidad de no están solas, que a todas les sucede lo mismo en mayor o menor medida. Se comienza a desmitificar la imagen de que la madre siempre debe relegar, sacrificarse, entregar su vida, sus placeres porque es la única manera de ser una BUENA MADRE.

Una Buena Madre es la real, que ama a su hijo, que hace su propio camino, que se equivoca e intenta mejorarlo, que se despoja de los comentarios ajenos, de la culpa y de la presión por cumplir con expectativas sociales, que no siempre puede con todo, que hay días que no tiene ganas, y que pedir ayuda esta MUY BIEN!.

¿Alguna vez te sentiste culpable por no ser la madre que esperabas?